CONOCE A LAS SOCIAS

Pepa Rocha tiene sesenta y seis años y está jubilada. En 2019 decidió hacerse socia de Sostre Cívic porque quiere vivir en comunidad lejos de la presión inmobiliaria. Ella es una de las futuras vecinas del proyecto de vivienda cooperativa más grande realizado hasta ahora en Cataluña y España, que incluye una comunidad inclusiva acompañada por el Grupo cooperativo TEB de hasta 24 personas con discapacidad intelectual.

CUATRO COSAS

  • Lugar favorito de casa

    La sala porque es el espacio común
  • Tu refugio después de un mal día

    Escribir
  • Recomendación cultural

    Nutrir el espíritu crític por no dejarse encajonar en los marcos culturales.
  • Lo mejor de tu barrio

    ¡El patrimonio cultural y social, pero no sólo del mío sino de todos los barrios!
  • Alguna manía en casa

    Los mapas mentales y emocionales de saber dónde están las cosas, no sólo físicas.
  • Cómo llegaste a Sostre Cívic?

    Todo empezó porque yo estaba vinculada al Ateneu Rosa de Foc del barrio de Gràcia y fue allí donde surgió el proyecto de vivienda cooperativa rural Cal Cases. Para mí era impensable ir a vivir fuera de la ciudad, yo soy “urbanita”, no tengo coche ni carnet de conducir y tampoco quiero. Pero a partir de este proyecto conocí Sostre Cívic, puesto que una persona implicada vino al ateneo mientras la cooperativa de vivienda rural se estaba creando. Corría el año 2012 y yo era socia de la cooperativa de consumo La Tòfona y estaba muy vinculada a ella y tenía mucho trabajo. Aunque me interesaba Sostre Cívic, no quería apuntarme en otra cooperativa sin implicarme y sólo pagar las cuotas. Años más tarde, hacia el 2019, decidí dar el paso y hacerme socia de Sostre Cívic.

  • ¿En qué situación te encuentras actualmente, antes de ir a vivir al futuro proyecto de Sant Andreu?

    Ahora mismo soy una “guindilla”, inmobiliariamente hablando. Nací en Sevilla y en 1982 vine a vivir a Barcelona. Primero viví en un piso en el centro de Gràcia y más tarde fui a parar al barrio de la Salut, junto al Parc Güell, donde vivo en la actualidad.

    Autorretrato de la Pepa Rocha

    Me alquiló el piso una mujer que buscaba inquilinos de confianza y que quería que las personas cuidaran la vivienda y le pagaran cada mes el alquiler a un precio muy razonable. Cuando murió, su heredero quería echarme. Me llevó al juzgado para desahuciarme, pero la juez le dijo que él había heredado el piso conmigo dentro, que el contrato era legal, y que, por tanto, no podía echarme.

  • ¿Estar implicada en un proyecto de vivienda cooperativa te hace plantear la vida de otra forma?

    Por supuesto, ganaré en salud seguro. La presión del nuevo propietario la he tenido siempre. Por ejemplo, el pasado mes de octubre no me cobraron el recibo de alquiler. Descubrí que, en la oficina del abogado que lleva estas gestiones, la persona encargada de pedir el recibo en el banco estaba enferma y nadie lo había gestionado. Cada mes deben avisar al banco para hacer el cobro, no es automático, que sería lo lógico. Lo hacen expresamente, ya que de este modo, si no pagas un mes te vas a la calle, sin más. Yo llevo cuarenta años viviendo allí y, como me lo han hecho más veces, ya sé qué debo hacer si no me cobran el recibo. Pero ya es entrar en la vía del conflicto, de un abogado, del juzgado… Si eres joven tienes fuerzas, ¿no? Pero eso que me han hecho ahora con 80 años no lo aguantas, te pones enferma seguro.

  • ¿Por qué quieres apostar por este modelo de propiedad colectiva?

    La vivienda cooperativa es una opción que va más allá de la necesidad de vivienda y de la lucha contra la especulación. Yo no podré cambiar el modelo especulativo, pero sí quiero, sí puedo, hacer otro tipo de cosas y apostar por una vivienda cooperativa. Además está el tema del cooperativismo, de la colaboración, de vivir en comunidad y de compartir el proyecto de un edificio y también el proyecto más amplio de la cooperativa con personas que han elegido esta opción de vida.

    Primera asamblea del grupo impulsor del proyecto de Sant Andreu

  • ¿Qué te ha llevado hasta el proyecto de vivienda en cesión de uso de Sant Andreu?

    Cuando entras en Sostre Cívic es muy importante formarte. En este proceso creamos un grupo semilla que apostaba por vivir en Barcelona y, en nuestro caso, por la vivienda pública. Históricamente, había grupos que llevaban quince años creados y no habían encontrado un espacio en la ciudad, así que Sostre Cívic hizo una apuesta para que intentáramos ponernos de acuerdo entre los grupos barceloneses. Cuando nos presentaron el proyecto de intercooperación e inclusión de Sant Andreu lo aceptamos con ilusión

  • Las viviendas todavía no están construidas. ¿Cuál es el estado actual del proyecto?

    Hacia el verano de 2024, o quizás un poco antes, empezarán las obras y la previsión de finalización es en 2026. Entraremos a vivir a finales de 2026 o al inicio de 2027.

  • Se trata de un proyecto de 62 viviendas, la mayor hecha hasta ahora. ¿Cómo ha realizado el proceso participativo para configurar el proyecto y cómo se organiza como colectivo?

    Para iniciar el proyecto se hizo un proceso distinto al habitual y ha sido muy enriquecedor. De entrada, se creó una comisión de participación con una veintena de personas sin saber si iríamos a vivir o no. Dentro de la comisión había varios tipos de socios, personas del TEB, los arquitectos y una facilitadora. Hicimos siete sesiones para definir cuáles eran las necesidades de las personas que vivirían en un futuro y, por tanto, desde el punto de vista del colectivo teníamos varias miradas.

    Proyecto arquitectónico del edificio en Sant Andreu

    Pusimos la primera piedra de un proyecto que, sea o no nuestra casa, será un proyecto de Sostre Cívic que intentará resolver, arquitectónicamente, las necesidades de las futuras personas usuarias. El no estar construyendo tu casa te aporta una mirada mucho más abierta, y esto es muy enriquecedor. Ésta fue la primera fase y ahora se ha abierto el grupo impulsor, que se ha estructurado en dos círculos porque hay mucha gente. Hay un primer círculo más implicado, que se encargará de la gobernanza, presupuesto, obras, etc., y un segundo círculo más amplio, que tendrá menos tareas.

  • ¿De qué forma el diseño de los espacios se ha hecho pensando en la vida en comunidad?

    Habrá un espacio de cocina y comedor polivalente donde también se podrán realizar reuniones, un espacio de lavandería y otro espacio polivalente abierto en el barrio, pero al que sólo se podrá acceder por una entrada exclusiva situada fuera del edificio. Sobre todo se ha pensado así teniendo en cuenta a las personas con discapacidad, por su intimidad y tranquilidad.

  • En este sentido, ¿qué otras propuestas ha pensado para que el edificio sea más inclusivo para las personas con discapacidad intelectual?

    En la cooperativa TEB, por ejemplo, hay líneas en el suelo con colores codificados por doquier. El edificio de Sant Andreu también contará con elementos de este tipo y con señalética de fácil lectura, una adaptación que permite una comprensión más sencilla, que ellos conocen e identifican, para que puedan transitar por el espacio.

  • ¿Qué vida en comunidad concibe entre las realidades diversas que convivirán en el proyecto?

    A la comisión de participación asistieron personas con discapacidad que son más independientes y expresivas. A mí me resulta más fácil cuando sabes lo que le pasa, lo que te está pidiendo o entiendes lo que quiere. Yo fui docente y en la escuela tenía alumnos con diversidad, y en su momento me formé. Está previsto que desde TEB nos hagan una formación también.

    Reunión de la comisión de participación del proyecto de Sant Andreu

  • ¿Crees que la vivienda cooperativa puede mejorar la calidad de vida a las personas con discapacidad intelectual?

    Creo que sí. Aún no convivimos, pero yo he convivido con ellos en el ámbito laboral. La Escola dels Encants es el último centro educativo donde trabajé antes de jubilarme y tenía un proyecto educativo muy alejado de la enseñanza tradicional. Teníamos niños con autismo y trabajábamos sin presiones y en comunidades. La relación que tenían con sus compañeros era muy bonita, recuerdo cómo los abrazaban cuando entraban en crisis… Fue muy mágico.

  • Además de ser un proyecto inclusivo, debe de ser muy diverso teniendo en cuenta su magnitud. ¿Qué tipología de viviendas existen?

    Una de las cuestiones que hablamos mucho en la comisión de participación fue que el proyecto no sólo debía ser inclusivo hacia las personas con discapacidad, sino que debía haber viviendas con más de una o dos habitaciones porque allí hubiera la posibilidad de que vinieran a vivir familias, personas solas, padres o madres que sólo tienen una criatura, personas que quieren vivir con amistades, incluso personas mayores. Por tanto, hay viviendas que tendrán uno, dos o tres dormitorios. A mi edad pudo optar por un proyecto de vivienda cooperativa senior, pero aparte de que no tengo el dinero, para mí es muy importante que haya niños, jóvenes, gente mayor… que sea diverso. Es mucho más rico.

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