CONOCE A LAS SOCIAS

Mireia Font tiene cincuenta y ocho años y es bailarina. Sus raíces se encuentran en Barcelona, ​​donde ha vivido y trabajado, aunque siempre ansiaba que algún día se marcharía de la ciudad para ir a vivir a la naturaleza en comunidad. Hace tres años decidió unirse a Sostre Cívic y ahora vive en la Garrotxa y forma parte del proyecto de vivienda cooperativa en cesión de uso El Turrós.

CUATRO COSAS

  • Lugar favorito de casa

    Los exteriores
  • Recomendación cultural

    Alimenta a tu niño interior
  • Tu refugio

    Mi habitación
  • Lo mejor de vivir en La Garrotxa

    Estoy descubriendo a una gente estupenda
  • Alguna manía en casa

    Tenía, pero me estoy desprendiendo
  • ¿Cómo despierta tu deseo de vivir en un entorno rural y en una vivienda cooperativa?

    Desde muy joven la naturaleza siempre me ha llamado y siempre he ido a buscarla, pero siempre volvía a mi lugar de trabajo ya mi vida. Pensaba que cuando fuera mayor y dejara de trabajar marcharía de la ciudad e iría a vivir a un entorno rural. En 2014 decido convertir a El Timbal en una cooperativa y, dentro del mundo del cooperativismo y de la economía social, se me abren unas puertas a una nueva filosofía de vida. Veo que ese anhelo de acercarme a la naturaleza se hace cada vez más real y decido que, si algún día doy el paso, debe ser en comunidad, ya que siento que el grupo me alimenta y me hace de espejo.

  • Cómo conoces El Turrós?

    Lo que pensaba que tendría lugar en la vejez cuando terminara mi etapa laboral, me viene un poco antes por una serie de factores: la Covid y el confinamiento, mi hijo que ya es mayor de edad, un pinzamiento en la espalda … Todo esto hace que decida ponerme en acción, no esperar más y empezar a buscar mi proyecto de vida. Ya conocía Sostre Cívic y, en esta investigación, vi que tenían el proyecto deEl Turrós en la Garrotxa. Fue amor a primera vista.

    Masía deEl Turrós

  • ¿Cuál es la semilla que le lleva a crear un proyecto como El Turrós?

    Las primeras personas que comienzan a tener la necesidad de crear un proyecto de estas características son de la Garrotxa y, además, son parte de la Ecoxarxa, desde donde ya están trabajando con unos criterios de transformación social y de recuperación de las soberanías: tienen los trueques como moneda social, ponen en práctica el intercambio y cuentan con una base muy importante de autoabastecimiento alimenticio a partir de productos naturales de la zona. A todas nos une una forma de pensar política y social que es anticapitalista, ecologista, feminista. Pero, sobre todo, nos une el retorno a las ideas de los comunales. No es un invento nuestro, se trata de recuperar muchas experiencias del pasado. Los estados y el capitalismo nos han hecho creer en la propiedad, pero existe un modo de organización social comunal, sin leyes estatales, sin que participe el poder público ni el poder privado. Es una lucha dificilísima, pero que quiero poner en práctica. Hay modelos que existen y que me dan esperanzas para pensar que cada vez más gente se atreverá a probarlo. Debemos salir del discurso y probar las cosas, perder el miedo que tenemos implantado en el ADN.

  • ¿Qué le mueve a impulsar un proyecto integral de vida rural con dos patas: por un lado, casa común, una cooperativa de vivienda en cesión de uso, y, por otra parte, herramientas comunes, una cooperativa de tenencia lectiva de medios de producción rurales?

    Desde Ecoxarxa Garrotxa echan de menos entrar en el sector de la vivienda y del comunalismo en cuanto a la apropiación o expropiación del capital de tierras y de vivienda. Por eso, unas cuantas personas deciden unirse e iniciar una búsqueda de una masía y de unas tierras para crear un proyecto rural de vida comunitaria con objetivos de autoabastecimiento, pero también un proyecto que pusiera en común el territorio y las herramientas del campo, abierto a personas de fuera de la vivienda que quisieran sumarse a una forma de hacer y gestionar un territorio potenciando el intercambio, la soberanía alimentaria y el ecologismo. Encontraron El Turrós, que era suficientemente asequible, estaba bien comunicado y se podía entrar a vivir sin hacer grandes reformas.

    Miembros del grupo deEl Turrós

    Paralelamente, decidieron que querían formar parte de Sostre Cívic, para hacer más fuerte la idea de que aquellas tierras jamás volverían a ser terreno de especulación capitalista. Ahora la casa y el territorio son de Sostre Cívic y significa que más de 1.000 socias y socios son sus propietarios.

  • Cómo ha cambiado tu vida desde que vives en El Turrós?

    El Turrós me ha traído una libertad enorme y la posibilidad de volver a redefinir desde cero mi vida. Cuando dejo el Timbal, paso a estar en paro y me libero de la necesidad de estar ligada a una empresa ya un trabajo de muchas horas. Nunca lo había hecho y es una situación que te aporta muchas cosas, ya que tienes tiempo para ti y dedicarlo a lo que quieres. Ahora estoy en la búsqueda: quiero hacer trabajos manuales de nuevo, quiero trabajar la tierra, quiero volver a la esencia de muchas cosas. ¿Y qué mejor que hacerlo que en un proyecto cooperativo en el que podemos retroalimentarnos? La vida me ha enseñado que merece la pena no sólo tener las ideas, sino ponerlas en práctica. Hay tantas cosas a las que nos enganchamos, y desligarnos para llevar a cabo nuevas filosofías de vida no es tan fácil. Ahora estoy practicando, por primera vez, todo lo que buscaba de una forma más llena.

    Inauguración deel Turrós, el 30 de noviembre de 2022.

  • Acostumbradas a un modelo de vivienda y de vida individualista, la convivencia de personas diversas en un espacio común puede ser un reto. ¿Cómo hacer frente a los conflictos?

    La vida son conflictos relacionales: en el trabajo, con la familia, con los amigos, con la pareja, con los hijos. Los conflictos son parte de las relaciones humanas. La diferencia es que nos hemos juntado un grupo de personas que somos conscientes de ello y que tenemos la voluntad de buscar herramientas para solucionar los conflictos entre nosotros, a la vez que aprender unos de otros y enriquecernos y ayudarnos mutuamente. Todo el tema de los cuidados es vital en el grupo y lo trabajamos. Hagamos una asamblea emocional cada mes, que es un espacio para decir cómo estamos, qué nos ha pasado a nivel personal, qué queremos compartir con los demás. Pero no todos son conflictos, también es compartir como aprendizaje y como gozo.

  • Un proyecto de vida en comunidad comporta otra forma de organizarse. ¿Cómo se pone de acuerdo y toma las decisiones?

    Nos organizamos de forma asamblearia y todas las decisiones que creemos importantes pasan por la asamblea. Al ser un número de gente que lo hace posible, las decisiones se toman por consenso. Esto significa convencernos unas a otras o darnos las explicaciones de por qué pensamos de una forma u otra. El consenso es estar abierto a las opiniones de los demás y querer realizar un ejercicio de hablar las cosas. La comunicación es la clave a cualquier grupo de personas. Para tomar las decisiones hacemos asambleas semanales para todo lo operativo y, cada mes, una de estas asambleas la centramos en temas emocionales. De todas formas, la asamblea operativa nos gusta empezarla con una rueda emocional donde podamos decir cómo estamos y en qué estado de ánimo nos encontramos. En cuanto al trabajo que comporta la gestión del proyecto, nos organizamos en comisiones según diversos ámbitos: arquitectura (ya que todavía estamos arreglando cosas de la casa), comunicación, gobernanza y cuidados, huerto y leña.

  • ¿Qué grado de convivencia implica vivir en una vivienda cooperativa?

    Un diferencial deEl Turrós respecto a otros proyectos de viviendas cooperativas es que compartimos muchos espacios. Vivimos en una masía con habitaciones de unos veinticinco metros cuadrados que son privadas para el uso de cada uno, pero el resto de espacios son comunes, lo que implica mucha más vida en comunidad. Nos repartimos las labores de limpieza y de cocina: para la limpieza hacemos una rueda y cada semana una persona se ocupa de uno de los espacios, mientras que para el almuerzo cada día sale espontáneamente una persona voluntaria que cocina para todos, el desayuno y la cena cada uno se prepara para libre .

    Mireia durante la inauguración deEl Turrós

  • ¿Por qué ha apostado por crear un proyecto intergeneracional?

    Somos intergeneracionales porque creemos mucho en la crianza en colectivo. Todas las etapas de vida se enriquecen energéticamente y se alimentan. La naturaleza tiene todas las etapas vitales y una comunidad sentimos que la queremos así. Es una vivencia más llena, más auténtica y más real.

  • ¿Cómo te ves en un futuro?

    Ahora tengo el convencimiento de que yo nunca volvería a la ciudad, pero la vida da muchas vueltas y no sé si estaré siempre en El Turrós. En todo caso, creo en el modelo de vivienda en cesión que practica Sostre Cívic porque me da la seguridad y la libertad que necesito. Si quiero, puedo vivir en El Turrós hasta que me muera pagando siempre la misma cuota y sabiendo que no me la encarecerán, sabiendo que la energía que yo pongo para la gestión del proyecto es para un bien común y sabiendo que he pagado un capital social inicial que, si en un día me voy del proyecto, lo recuperaré. La cesión de uso te da la tranquilidad de la copropiedad, siendo mucho más asequible que la compraventa.

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