CONOCE A LAS SOCIAS

En junio de 2014 vecinos y vecinas del barrio del barrio de la Floresta en Sant Cugat se unieron para denunciar la falta de vivienda accesible y el colectivo 6 Claves ocupó Les Casetes dels Mestres, un edificio en desuso de propiedad municipal. Dentro de este proceso, Sostre Cívic logró un acuerdo con el Ayuntamiento e impulsó Clau Mestra, una vivienda cooperativa en cesión de uso gestionada por Sostre Cívic. Antonio es una de las personas que vive allí desde inicios de este 2023, tiene cincuenta y siete años, trabaja como técnico de mantenimiento industrial y ha sido una de las personas claves en el proyecto de autoconstrucción de las viviendas.

CUATRO COSAS

  • Lugar favorito de casa

    el comedor
  • Recomendación cultural

    La música balcánica de Kayah y Bregović
  • Tu refugio

    Hogar
  • Lo mejor de vivir en La Floresta

    El bosque
  • Alguna manía en casa

    Soy muy ordenado
  • ¿Qué te mueve a vivir en una vivienda cooperativa?

    Hacía tiempo que oía hablar de estos proyectos y creía que era una buena fórmula para mí y para mi tipo de vida: vivo solo, sin pareja, no tengo hijos… En mi caso, vivir en una vivienda cooperativa es la forma de tener un entorno afín de personas con las que colaborar y cooperar. También, me encontraba con la necesidad de vivienda: vivía de alquiler y había cambiado cuatro o cinco veces de piso de forma obligada, ya que me encontraba que me subían el alquiler o decidían vender la casa. El hecho de que Clau Mestra fuera una vivienda en cesión de uso para setenta y cinco años me aseguraba que, si me encontraba a gusto, podría quedarme para siempre.

  • ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que vives en Clau Mestra?

    Vivimos en un entorno que no es una comunidad de vecinos, sino que compartimos un proyecto. Además, hemos desarrollado un proceso de autoconstrucción y esto representa que debemos ponernos de acuerdo para muchísimas cosas: hacemos asambleas, cooperamos y nos ayudamos entre nosotros y estamos más conectados a otros muchos niveles. Yo venía de vivir solo en los últimos tres años y ha sido un cambio muy bestia: ahora salgo fuera y me encuentro a niños y niñas jugando, personas que están haciendo cosas diferentes. Tenemos un proyecto de estar y querer compartir.

    Las socias y vecinas de Clau Mestra viven desde el març de 2023

  • ¿El hecho de que ya no dependas de un contrato de alquiler que pueden encarecerte o no renovarte te hace plantear la vida de otra forma?

    Me da muchísima seguridad vivir en un espacio en el que sé que podré continuar, si es lo que quiero. También, el proyecto de autoconstrucción ha implicado que podamos diseñarnos los espacios interiores de la vivienda adaptados a cada unidad de convivencia. Yo invertí dinero, además de esfuerzo, para que la casa quedara como a mí me gustaba, teniendo en cuenta cómo quería que fuera mi vida. Por ejemplo, me da tranquilidad el haber gastado el dinero en una cocina determinada hecha a mi gusto. En cambio, cuando vives en una casa de alquiler no inviertes dinero porque sabes que tarde o temprano tendrás que marcharte, siempre estás un poco de paso.

  • ¿Por qué optó por la autoconstrucción y cómo se ha organizado para llevarla a cabo?

    En el primer acuerdo de derecho de superficie que hubo con el Ayuntamiento de Sant Cugat se sentaron una serie de bases y una de las cosas que se acordó es que debía ser un proyecto de autoconstrucción. No ha sido un tema únicamente económico de contribuir con el proyecto y ahorrar dinero, también ha sido todo un proceso de convivencia, ayuda, colaboración. Ahora bien, también ha sido un reto, puesto que no todo el mundo tenía la misma disponibilidad a la hora de sostener el tema de la autoconstrucción. Había personas con diferentes contextos: familias monoparentales, personas enfermas, una mujer embarazada… Hemos tenido que encajar todas estas situaciones y, por eso, decidimos abrir un banco de horas en el que las personas iban apuntando las horas que invertían. Teníamos que llegar a unos porcentajes en los que todo el mundo colaborara de una forma u otra, pero no todas las personas hemos tenido que contribuir de la misma manera.

    Documental sobre el proceso de autoconstrucción de Clau Mestra

  • ¿De qué forma ha podido contribuir en la construcción de las viviendas?

    Nosotros no hemos hecho las casas. No somos albañiles y no tenemos esa capacidad, pero hay muchas cosas en las que sí hemos podido ayudar gracias a que algunas de nosotros teníamos ciertos conocimientos. El grueso de las horas que hemos invertido ha sido para derrumbar tabiques y paredes, que es algo que más o menos puede hacer todo el mundo. También hemos desbrozado los entornos de las casas, hemos hecho la instalación provisional de agua y hemos descendido el suelo de un sótano. Además, hemos intervenido cuando ya estaban hechas las casas llevando a cabo algunas labores de pintura, de instalación de cocinas, de montaje de las puertas…

  • ¿Qué crees que le ha aportado este proceso de autoconstrucción?

    Había gente que nunca había hecho tareas de este tipo y gracias a la autoconstrucción lo ha aprendido. Pero el gran aprendizaje ha sido ponernos de acuerdo y ver cómo integrábamos las características diversas de las personas en ese proceso. Yo creo que el proyecto de autoconstrucción es un aprendizaje de vida, más que un aprendizaje de mano de obra. En este proceso hemos aprendido muchísimas cosas y hemos ahorrado unos 50.000 euros que, aunque no sean muchos en comparación con el coste total, hemos podido invertir en otras cosas.

  • ¿Pensar en la vida en comunidad comporta repensar las viviendas en cuanto a la arquitectura ya la distribución y los usos de los espacios?

    En comparación con otros proyectos de Sostre Cívic, como Clau Mestra no es una vivienda de nueva construcción, no hemos podido disponer de tantas zonas para vivir en común. Tenemos un espacio pequeño que es como una sala social con las lavadoras y otros servicios, pero que en un futuro tendrá otros usos como lugar de reunión y para asambleas. De todas formas, lo que realmente compartiremos es el exterior: tenemos un gran espacio verde que es compartido, ya que no existen espacios privativos fuera de las viviendas. 

  • Idear y construir tu vivienda con personas diversas, con formas de pensar diferentes, ¿es un reto? ¿Cómo toma las decisiones?

    Nos organizamos por comisiones que se reúnen en función de sus necesidades y tienen capacidad de decisión. Después, lo que se trata en las comisiones se lleva a las asambleas, que hacemos dos al mes. Desde el principio ha habido un proceso de acompañamiento en el proyecto arquitectónico para decidir en qué tipo de casas queríamos vivir y qué polivalencia había en cada alojamiento. El hecho de ser sólo once unidades de convivencia nos ha dado mayor capacidad de participación en las asambleas y todo el mundo ha podido decir la suya. Hemos tenido que ponernos de acuerdo según las necesidades de todos y no ha sido fácil. Estamos continuamente tomando decisiones y cualquier cuestión requiere conversar mucho, enviar mensajes, que las comisiones se encuentren, realizar asambleas, buscar consensos… Está siendo complejo.

  • Todos estos debates para poneros de acuerdo también hacen que el proyecto sea más sólido.

    Sí, por supuesto, si hubiera sido un proceso más ligero, al final siempre saldrían las tensiones. Ahora las tensiones se están quedando por el camino, puesto que cualquier discrepancia, o situación de conflicto que pueda haber, está saliendo. 

  • Después de estos meses viviendo en Clau Mestra, ¿ves el modelo de vivienda cooperativa como una etapa transitoria en tu vida o como un proyecto de futuro?

    Tengo cincuenta y siete años, entonces lo veo como algo definitivo. Siempre estoy abierto a que las cosas puedan cambiar, pero me siento muy a gusto en el proyecto y con las personas con las que vivo. Lo veo como algo estable y que va a durar.

  • La vivienda cooperativa es escasa y no es accesible para todos. ¿Qué hacer para que cada vez más personas puedan plantearse este modelo?

    Clau Mestra ha tenido un coste más asequible que otras viviendas cooperativas porque partíamos de unos edificios que ya estaban construidos y, además, el ayuntamiento de Sant Cugat ha contribuido a la financiación con un dinero que volveremos en treinta años. La base para que salgan más viviendas cooperativas es la cuestión económica. Las entidades privadas no están dando dinero para este tipo de proyectos, los bancos no quieren saber absolutamente nada de nosotros. Estamos accediendo a préstamos del Instituto Catalán de Finanzas o de bancas cooperativas como Fiare o Coop57, pero más allá de esto es difícil encontrar financiación. Es necesario que el estado y las administraciones municipales y autonómicas financien o avalen la vivienda cooperativa.

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